17 mar 2011

Razones para celebrar y conmemorar el Día Internacional de la Mujer

Crecientemente se escuchan voces respecto de lo añejo de celebrar el Día de la Mujer, ya que se argumenta que el camino a la igualdad de derechos está claramente definido y que hay una sensación de logro que no justifica un día como este. Generalmente esa opinión es aceptada por muchas mujeres profesionales jóvenes que no conocen el largo camino que se ha recorrido para que sus derechos se vayan ampliando y que aun muchas mujeres no pueden disfrutar de ellos en nuestro propio país. 




Es bueno recordar que este día surgió de un conjunto de hechos trágicos protagonizados por mujeres –especialmente obreras- durante el siglo XIX y XX. El que este día haya sido absorbido por el consumo y se le denomine genéricamente como Día de la Mujer tiende a trivializar y desdibujar su sentido original. Siempre señalo la necesidad de considerar que los derechos son algo que deben defenderse y tenerse en cuenta como algo que no es seguro por sí mismo. Creo que vivimos en una cierta comodidad de lo logrado en las últimas décadas, cuestión que seguramente no es compartida por las mujeres en un amplio rango.
Las voces iniciales que señalaba son aquellas que de algún modo tienen la posibilidad de expresarse en medio de la opinión pública, posibilidad que tienen muy pocos ciudadanos aun en las democracias más desarrolladas. Si observamos las revoluciones del norte de África que están aconteciendo en estos días, veremos que las que más se juegan en ellas son las mujeres que buscan lograr derechos que para nosotros son muy naturales y que allí no existen. Las actuales discusiones sobre la ampliación del derecho maternal  recuerdan que no todo es tan dulce como pareciera en nuestro propio país. Las desigualdades salariales, la pretensión irracional de controlar el mundo de la sexualidad desde una moral particular y el hecho más amplio de situar a las mujeres en unos roles específicos es algo presente. En muchas empresas hoy se regalarán rosas para celebrar el día de la mujer, dicho regalo debiera ir acompañado de una copia del Código del Trabajo y de un nuevo contrato social.
La trivialización de la publicidad no debiera ocultarnos el fondo de la cuestión: el derecho de ser iguales y diferentes al mismo tiempo. Iguales en derechos laborales, en oportunidades de estudio y desarrollo personal, así como en una redistribución de la carga de maternidad. Derecho a la diferencia para reconocer particularidades de género y de identidad que necesitan expresarse y reconocerse.
Iguales y diferentes, así de complejo y así de fácil al mismo tiempo. Por ende, la opinión de que no hay nada que conmemorar o celebrar debiera reconsiderarse para dejar paso a una visión más profunda de lo que se ha logrado y a que costo y especialmente de quienes han pagado ese costo. El machismo que mata, el sexismo que limita, las distintas formas de discriminación y acoso son una cuestión persistente y muchas veces justificada en las tradiciones. Es bueno indicar que ninguna tradición tiene un valor en sí misma por el mero hecho de ser una tradición. Hay tradiciones que como parte de una sana evolución democrática debieran pasar a formar parte de la historia. Finalmente forma parte de la pedagogía democrática el poder situarse en la sociedad sabiendo el lugar en el que estamos y como hemos llegado allí, por ello cuando hoy le regalen la rosa recuerde pedir también ese nuevo trato social, ya que los derechos no son cuestión de un día.

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