¿Qué
tienen en común las manifestaciones del norte de África, las que están
ocurriendo en Madrid y las que se están produciendo en Chile? Todas
ellas están siendo protagonizadas por ciudadanos comunes y corrientes
que se han organizado en términos horizontales, independientemente de
los partidos políticos e incluso contra ellos. Además todas han
comenzado con exigencias específicas de mayor democratización para
devenir en una demanda de transformación del sistema político en su
conjunto. Otro elemento en común es la ausencia de líderes carismáticos y
visiones ideológicas cerradas que permitan asignarle algún color
específico a estas acciones. Además, y este es el punto más interesante y
novedoso, podemos apreciar la utilidad del uso intensivo de la
tecnología, especialmente internet, las redes sociales, y la telefonía móvil.
En
efecto todas estas manifestaciones están siendo coordinadas a través de
las redes sociales de un modo que es imposible por los medios
tradicionales. Las redes permiten formas de deliberación más democrática
que las que permitían los partidos políticos y por otro lado permiten
que los miembros discutan con mayor libertad y reflexión que lo que
permite el debate tradicional de la prensa o en los medios audiovisuales
más susceptibles a la manipulación. En las redes no importa tanto la
autoridad de quien argumenta, sino el argumento mismo. Esto sucede
porque los ciudadanos así como pueden integrarse con mucha facilidad a
las causas propuestas, también pueden abandonarla si perciben mala fe o
un intento de manipulación.
Otro
elemento a destacar es la forma de participación, ya que el tiempo, el
esfuerzo y el riesgo que cada ciudadano asume en este tipo de
movimientos es altamente variable, lo que posibilita un arco muy grande
de involucramiento por parte de cada cual. Así la suma de los esfuerzos
particulares dentro de la acción colectiva recoge tanto la pequeña
acción de redistribuir un mensaje en Twitter hasta compromisos más
profundos. Ello genera una invitación a participar que permite a cada
uno participar a su modo, de acuerdo a sus propios intereses y
capacidades y con la ventaja del anonimato si es que se desea, lo cual
minimiza los costos y riesgos en contextos poco democráticos. Esto da
pie para que personas que con los métodos tradicionales de acción no
participarían puedan ahora hacerlo y realmente colaborar en el esfuerzo
colectivo.
Este es caso de Anonymous
y su ya famoso lema “somos legión”. Anonymous es un movimiento
trasnacional, descentralizado, sin lideres ni voceros y altamente
flexible. Si a los partidos políticos suele asociárseles con metáforas
como las de un aparato monolítico y poco permeable, Anonymous puede
comparase entonces con el agua que todo lo penetra y que no puede ser
atrapada con el tenedor habitual de la represión estatal.
Anonymous remite a un movimiento sin una cabeza visible, de personas
corrientes que desean seguir siéndolo, que se coordina en foros a través
de internet para llevar a cabo acciones virtuales como los ataques de
denegación de servicio que tumban web de partidos, empresas o gobiernos,
que es lo más parecido a plantarse ante un ministerio en la realidad
material. Para ello Anonymous cuenta con varios instrumentos
informáticos, que hasta el más ignorante en tecnología puede usar con
plena seguridad, como el software LOIC
que el ciudadano interesado puede descargar y que permite ya sea desde
la comodidad del hogar o desde un teléfono celular participar junto a
otros cientos de miles en una ciberprotesta. Anonymous combina estas
acciones con la participación en la calle con movilizaciones en que
suele usarse la máscara del protagonista de Vendetta, personaje ya
mítico en los movimientos en Internet (De hecho ya están planificando acciones contra HidroAysén).
Sus éxitos han sido relevantes movilizando a miles y socializando los
problemas que los motivan. Lo que resulta llamativo desde la perspectiva
política tradicional es que Anonymous renuncia explícitamente a ser
representados por algún liderazgo, ya que se define como antes se
indicaba como un movimiento de personas comunes que quieren seguir
siéndolo y no manipulados por los distintos liderazgos y las ideologías
dominantes. Su base es la búsqueda de mayor democracia y su medio es la
libertad y transparencia que la red posibilita.
Otros
grupos tienen un carácter más reducido y especializado que tienen como
objetivo la búsqueda y redistribución de la información que es
considerada fundamental para el ejercicio del debate público. Tal es el
objetivo de la ya célebre Wikileaks,
que a esta altura nadie razonablemente puede negar su impacto e
importancia. No se trata, como dijo tan equivocadamente Vargas Llosa, de
simples chismes. La evidencia de grandes casos de corrupción, de los
mecanismos de recogida de información por parte de EE.UU. y como
colabora y coacciona a otros gobiernos, la descripción de la vida en el
campo de concentración de Guantánamo, entre otros crímenes de guerra
y otros muchos secretos filtrados son más que una evidencia de su
impacto en la política internacional. Otra organización importante es Indymedia
que se define como la agencia global de información del movimiento
altermundialista o antiglobalización. Indymedia es sostenido por cientos
de activistas de muchos países, también Chile, que distribuye notas,
convocatorias, fotos y videos de acciones denunciando a los gobiernos y
empresas y organismos económicos internacionales. Indymedia tiene una
visión ideológica más definida que otros movimientos.
Otro grupo importante es Nodo50
que entrega un soporte técnico especializado a diversas organizaciones
de pocos recursos de todo el mundo. Nodo50 se define a sí mismo como el
movimiento de contrainformación en la red para enfrentar la visión de
mundo e informar de los problemas que los medios tradicionales no
entregan. Avaaz
por su parte opera como un acupunturista que define acciones concretas y
globales de protesta contra gobiernos e instituciones que violan los
derechos humanos. Para participar los ciudadanos registran sus correos
en los que reciben una alerta de acciones especificas que van desde
detener una pena de muerte a la promulgación de leyes penales contra la
homosexualidad o bien llevar equipos de comunicaciones y computadores
para ayudar a las protestas en el norte de África y mantener abiertas
las comunicaciones contra los gobiernos que atentan contra sus pueblos.
Los participantes de Avaaz gastan en promedio menos de un minuto en
llevar a cabo una acción que mirada desde lo colectivo lleva a
resultados muy positivos como el salvar vidas.
Democracia ya,
que en estos días está conmoviendo la política española, opera en base a
las redes sociales más básicas como Facebook y Twitter en acciones
virtuales, encuentros y acampadas en las principales plazas del país. Su
composición es altamente heterogénea; jóvenes cesantes (en el paro),
estudiantes, trabajadores precarios, etc., y con gran inteligencia han
logrado plantear la subordinación de los gobiernos a las entidades
financieras. Un elemento importante es que el movimiento vehiculiza una
gran cantidad de material visual (fotos, videos) para mostrar y
documentar el accionar del movimiento, sus logros, así como para
denunciar desmedidas respuestas policiales. Esto resulta particularmente
importante, ya que poder mostrar lo que sucede es fundamental para la
amplificación de los movimientos y ayuda a prevenir una represión
desmesurada. Podrían citarse otro importantes movimientos que se han
adaptado a la participación en red, pero lo que se trata es mostrar unas
lógicas nuevas más que un catalogo de movimientos sociales.
Los
manifestantes de nuevo cuño virtual han entendido que en las redes e
Internet en general no puede decirse nada que no pueda repetirse delante
de un juez. De este modo la transparencia completa lejos de
debilitarlos los cohesiona y e inmuniza ante las infiltraciones
indeseables.
Pero tampoco hay que ser ingenuo, como señaló Julian Assange
en una reciente conferencia, las redes sociales como Facebook y Twitter
son esencialmente débiles a la hora de mantener secretos así como la
intimidad de sus miembros. Más aun es posible hacer un mapa de
relaciones de un usuario, lo que implica un peligro para la autonomía en
contextos antidemocráticos. Este peligro proviene como señala Assange
de que ambas redes están en manos de privados, es decir no son un bien
público, y están bajo la ley de los EE.UU. Por ende los datos son
accesibles y permiten crear un perfil político. Pero también ya se están
diseñando otras formas de redes que se espera tengan un funcionamiento
autorregulado sin una gestión centralizada.
Finalmente
es una buena noticia que el interés por la política haya vuelto de
manera novedosa, actualizada a nuestros tiempos y con mayor sentido de
la democracia del cual los políticos tradicionales parecen carecer.
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